A ver, a estas alturas creo que no sorprenderé a nadie diciendo que "LA MUJER QUE HABLABA CON LOS MUERTOS" será una película de fantasmas... Y a la hora de montar la estructura de la historia, a partir de la cual Mario Parra ha bordado el guión, tuve muy presente el trabajo de M.R. JAMES, el verdadero inventor del cuento de fantasmas moderno (pero algo así como si M.R. James se hubiera metido un par de ácidos... eso sí).
Para entender a lo qué me refiero, dejemos que sea el gran H.P. Lovecraft quien nos describa la obra de James:
Dotado con un poder casi diabólico para invocar sutilmente el horror en medio de la vida cotidiana y prosaica, tenemos al erudito Montague Rhodes James, rector de Eton, anticuario de fama y reconocida autoridad en manuscritos medievales e historia catedralicia. El doctor James, muy aficionado a contar cuentos espectrales en Navidad, se ha convertido gradualmente en un autor de literatura fantástica de primer orden; y ha desarrollado un estilo y método distintivo que probablemente sirva de modelo a toda una larga serie de discípulos.
El arte del doctor James no es ni mucho menos casual, y en el prefacio a una de sus colecciones de cuentos ha formulado tres preceptos muy razonables para la composición de relatos macabros. Un cuento de fantasmas, nos dice, debe transcurrir en un marco familiar y contemporáneo que lo acerque a la esfera de experiencias del lector. Además, los fenómenos espectrales deben ser malignos más que benignos; dado que el miedo es la principal emoción a suscitar. Y por último, debe evitarse cuidadosamente la jerga, del "ocultismo" o seudo ciencia, para no sofocar la ilusión de verosimilitud en una pedantería poco convincente.
El doctor James, aplicando lo que preconiza, aborda sus temas de un modo ligero y a menudo locuaz. Una vez creada la ilusión de eventos cotidianos, introduce sus fenómenos inquietantes con cautela y gradualmente; aliviando a cada momento la tensión con pinceladas de prosaico costumbrismo y, de vez en cuando, un toque o dos de erudición anticuaria. Consciente de la íntima relación entre lo fantástico moderno y el peso de las tradiciones, James provee a menudo de remotos antecedentes históricos a sus incidentes; para así poder utilizar acertadamente su exhaustivo conocimiento del pasado, y su dominio del lenguaje arcaico. Un escenario favorito para un cuento de James es alguna catedral antigua, que el autor puede describir con toda la minuciosidad de un especialista en esa materia. En sus narraciones abundan las viñetas de humor malicioso, los cuadros de costumbres y las caracterizaciones realistas, que en sus manos realzan el efecto general más que debilitarlo, tal como ocurriría con un artesano menos hábil. Al inventar un nuevo tipo de fantasmas, James se aleja considerablemente de la convencional tradición gótica; los viejos fantasmas eran pálidos, majestuosos y muy visibles, mientras que un típico espectro de James es magro, encogido y peludo -una reptante e infernal abominación nocturna a mitad de camino entre la bestia y el hombre- a quien por lo usual se lo toca antes de verlo.
Algunas veces el fantasma es de una composición aún más excéntrica; un rollo de franela, con ojos de araña, o una entidad invisible que se moldea en unas sábanas y muestra un rostro de tela arrugada. Es evidente que el doctor James tiene un conocimiento inteligente y científico de los nervios y sentimientos humanos; y sabe cómo distribuir afirmaciones, imaginería y sutil sugestión para asegurarse los mejores resultados con sus lectores. Es un artista en la composición de incidentes más que en la creación de atmósfera, y ataca las emociones en forma intelectual y no directamente. Este método, con sus ocasionales ausencias de clímax, tiene, por supuesto, sus inconvenientes lo mismo que sus ventajas; y muchos lectores añorarán la tensión opresiva que escritores como Arthur Machen se preocupan en construir cuidadosamente con palabras e imágenes. Pero sólo un pequeño grupo de relatos pecan de insubstancialidad. En general, la revelación lacónica y experta de eventos siniestros es muy eficaz para producir el efecto deseado de avance inexorable del horror.
La verdad es que hemos respetado bastante al sr James (incluso hemos escrito el guión en Navidad, como él hacía)... menos en lo de la falta de clímax: nuestra historia tiene un tercer acto incréiblemente intenso y brutal.
Los cuentos de fantasmas de M.R. James han sido editados al completo por la editorial Valdemar.