Hoy he estado en el INFIERNO... y he vuelto de él.
Me explico: el clímax de la historia sucede en una especie de dimensión infernal, donde se desata el caos y el horror (lo mismo esto es un spóiler... no estoy nada lúcido). Así que, gracias a la increíble pericia e inventiva de los departamentos de arte y cámara (y una absurda idea mía, que parecía abocada al fracaso, pero que al final ha funcionado...¡y muy bien!), hemos conseguido que, efectivamente, nuestros protas hayan pasado unas horas en un infierno la mar de convincente. Pero si eso fuera todo, no habría nada que contar: hay que conseguir una atmósfera, una decoración y unos efectos por exigencias del guión, así que se va y se hace, ¿ok? No, eso no es lo único que ha pasado hoy.
Hoy hemos rodado en el Infierno real: Resulta que en Madrid, ahora mismo, estamos pasando por una ola de calor sahariana que nos está poniendo a 40º a la sombra. Súmale a eso unos cuantos focos, todas las persianas cerradas y unas 20 personas a tu alrededor... y comienzas a notar como la atmósfera se enrarece. Yo creo que no lo he pasado peor en mi vida. He estado en un Infierno muy real al que he arrastrado a todo mi equipo: Cada gota de sudor ajena, cada vahído (que los ha habido), cada malentendido, cada pequeño problema... todo me ha ido afectando y minando, hasta el borde del colapso.
Es que no quiero que sufran, que lo pasen mal. Quiero que estén a gusto en este monumental jaleo en el que los he metido... y hoy han sufrido y lo han pasado mal, ya lo creo... Pero eso no se nota en su trabajo. Se esfuerzan más que yo. Me ayudan y me apoyan cuando me bloqueo o me da el vahído a mí. Si yo estuviera en su lugar, probablemente habría causado muchos más problemas y hubiera sido mucho más borde y menos resolutivo de lo que están siendo ellos. No me merezco este equipo (parece que al final esto está siendo una de esas entradas diciendo "¡Qué maravilloso es mi equipo!", pero un poco de aquella manera...), porque ellos me ayudan a seguir adelante, a que mañana me ponga en pie otra vez a las 7 am y vuelva a ir al rodaje con la intención de seguir luchando por sacar está película lo mejor posible.
Sí, porque lo que está quedando registrado en cámara es magnífico. Y sé que dentro de un mes, cuando me ponga a montar, todo esta vorágine habrá quedado atrás y disfrutaré como un loco dándole la forma definitiva. Y también sé que, dentro de 6 meses o así, cuando la peli esté completamente acabada, habré olvidado como fueron estos días en el infierno y ya estaré pensando en la próxima... si mi equipo no hace algo por evitarlo.
Mario Parra, el guionista, aprovecha un breve momento de paz para intentar hacerse con los mandos de la peli. |
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