Con sus dos ambientes
La zona de espera...
Y la mesa, claro...
La mesa merece una mención especial: tal y como especificaba el guión, la sesión de espiritismo en la que se centra la película sucede alrededor de una mesa redonda, y el departamento de arte andaba ya a la búsqueda de algo que nos cuadrara... imaginaos nuestra cara al entrar en el salón de la casa y, además de flipar con el tamaño perfecto de la localización, nos encontramos con que tenemos allí nuestra mesa, con símbolos cuasiesotéricos grabados y todo.
En fin, que parece que todo se termina de encauzar. Muchas ganas de empezar.
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